Creo que todos alguna vez nos hemos encontrado con títulos curiosos. No hace mucho tiempo, mirando una vidriera me encontré frente a un manual que, si se trata de lo que imagino que se trata, debe ser bastante sencillo de seguir: Práctica accidentes de tránsito. Pero hay otro textos cuyo propósito se nos oculta un poco más. Por ejemplo, El arte de la aprehensión de las imágenes y el unicornio (1974) de Carlos Jurado (México 1929) no parece tan transparente. Por eso es que estuve averiguando sobre el tema.
Primero, aclaremos: definitivamente se trata de un manual de fotografía. Además, la historia de su distribución suma otra dosis de mitificación, por decirlo de alguna forma. Su tirada de mil ejemplares se agotó rápidamente y muchos de ellos se perdieron en “el misterioso incendio de la Cineteca Nacional en 1982”. En parte por esa razón, para el crítico de arte José Antonio Rodríguez, es “acaso el libro más fotocopiado de México.
Pero vayamos al vértice del cono/cuerno, por no decir al punto… del unicornio. Dice Jurado: …”Hubo épocas en que los Unicornios fueron dados por reales pero, posteriormente, cuando el hombre dejó de verlos, pasaron a la Historia como un mito. Efectivamente existieron, y hay pruebas – que adelante presentaremos – que lo confirman”…
Chan.
Jurado luego comenta que es Merlin (otro de dudosa existencia, aporto yo) quien figura como el iniciador de la antigua creencia de que sólo el cuerno de unicornio servía para perforar cajas mágicas y por ello resultó, indirectamente, responsable de su extinción. Continúa la historia con Tzung Ching Pung, alquimista del siglo VI, quien hizo esta otra alusión a la cámara oscura y al Unicornio: … “Para lograr bellas y delicadas reproducciones, tanto de bosques y lagos, así como de cualquier cosa en general, es necesario disponer del cuerno de Unicornio de Tchung-Kuo.”…
Si en el caso de Merlín y Tzung Ching Pung las alusiones al unicornio son vagas, en el de Adojuhr, alquimista que vivió en Sevilla durante el reinado de Abbad III, sucede lo contrario, pues hace una detallada y minuciosa descripción de este animal. Señala además, la utilidad del cuerno de cada una de las diferentes especies para la perforación del “objetivo” de las “cajas mágicas”. No obstante, omite dar detalles del porqué del Unicornio para usarlo en este procedimiento: …”Se toma un cuerno de Unicornio, se aguza finamente por la punta, y con él se practica un pequeño orificio sobre cualquier superficie refulgente. Por este orificio podrán hacerse pasar, comprimiendo su esencia, toda clase de personas, objetos y lugares, mismos que deberán ser guardados cuidadosamente en una caja de cartón donde permanecerán por la eternidad, para ser sacados cuando alguien los necesite.”…
Como bien lo resume Atziri Servin Pichardo, ya en el siglo XI magos y alquimistas interesados en elaborar investigaciones acerca de la luz y cómo capturar las imágenes practicaron un arte al que nombraban el “arte de la aprehensión de las imágenes”. En su momento parecía cosa de magia, aunque ahora sabemos que no se trata más que de un fenómeno físico. Hoy le damos el nombre de fotografía a este arte, cuya iniciación tuvo dos factores imprescindibles: la cámara oscura y el unicornio.
Para más información, pueden consultar el libro de Jurado en: http://v1.zonezero.com/exposiciones/fotografos/jurado/libro/indsp.html donde encontrarán, además una clasificación de unicornios.
Y si eso no agotó tu curiosidad… tenemos una nota que vas a querer leer: https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/pues-si-los-unicornios-existieron-pero-no-son-como-nos-los-habiamos-imaginado