The assistant (2019), escrita y dirigida por Kitty Green, es una película que demuestra que hay situaciones que difícilmente se ponen en palabras y que pueden convertirse en una realidad sórdida, pesada, aplastante.
En el film compartimos un día con Jane en su rol de asistente del presidente de una productora de cine y observamos, como lo hace la protagonista, una gran cantidad de gestos y comportamientos que van construyendo un ambiente de trabajo en el que se respira violencia. Más allá de los evidentes abusos (que no se muestran explícitamente), lo que percibimos es una atmósfera amenazante del “sálvese quien pueda” con personajes que obedecen silenciosamente, otros que son cómplices del maltrato, y otros definitivamente perversos.
La protagonista, que mantiene a lo largo de la película una actitud casi impasible, atraviesa situaciones cada vez más angustiantes: desde su llegada al alba y la manera que tiene de preparar el espacio (limpiando las manchas del sillón, lavando las tasas que dejan casualmente a su lado) y su rol de encargada del cuidado familiar y matrimonial (atendiendo los llamados de la esposa, cuidando del niño que depositan en sus brazos), hasta sus breves y angustiosas comunicaciones con el presidente de la productora que la ataca, insulta e incluso disfruta de un acto perverso de pedido de disculpas por correo electrónico (un ritual sin sentido más allá de la declaración de poder); momentos que se viven con el peso de la acumulación.
Pero todas estas escenas son casi normales en este contexto, la voz del jefe agraviando y agrediendo se escucha poco, sus comportamientos son conocidos, predecibles, solo las espectadoras y los espectadores, al parecer, nos indignamos. Jane también es silenciosa, prácticamente pasa por desapercibida y casi no tiene agencialidad hasta la gran escena con el encargado de Recursos Humanos, fragmento sobre el que prefiero, también, callar, porque preferiría que sea visto y no narrado.
La película, que en el momento de su lanzamiento fue importante para reforzar el mensaje del #MeToo y para contextualizar las acusaciones contra Harvey Weinstein, sigue siendo clave para entender muchas cosas que ocurren en la actualidad y nos permite reflexionar sobre otros gestos, otros comportamientos que en ocasiones minimizamos, que no verbalizamos, o que no debatimos.
POR SOFÍA PAZOS
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