Existen pocas series tan difíciles de clasificar como Atlanta y tan recomendables. El problema es que cuando uno (o sea yo, en este caso), intenta contagiar el entusiasmo por este producto, del otro lado se genera mucha resistencia, más que nada por la falta de definición: ¿es comedia? ¿entonces es un drama?
No, no y no. O sí, ¡qué se yo! Atlanta es todo eso, pero además tiene suspenso, tensión, y hasta dos o tres capítulos bastante terroríficos (de esos en los que me tengo que tapar la cara para ver la tele). Lo interesante es que esta variedad no genera confusión, de hecho se transita con naturalidad. Todos los capítulos son bien diferentes, se centran en distintos personajes, pero no se sufre con estos saltos que interrumpen la continuidad, ni siquiera se aprecia un cambio brusco de registro. Lo que ocurre es que prácticamente todo puede suceder en Atlanta. “Todo”, en este caso, no equivale a nada. Cada episodio sorprende, y uno (o sea, nuevamente yo) compra todo.
Gran parte del equipo de Germinal espera con ansias la tercera temporada de esta serie. Acompáñennos, sean buenos.