“¿Qué es la felicidad? ¿Soy feliz?”Así empezó el jueves en Germinal, con estas preguntas.
Nos encontramos para desayunar entre colegas, esperando para charlar un ratito con Tomás Balmaceda, uno de los filósofos del equipo, porque supuestamente iba a contestarlas.
Secretamente, creo, alguno de nosotros esperaba enunciados cortos y claros para “garantizar la felicidad”, así somos en las empresas a veces. Parece que el pragmatismo extremo nos hace mejores colaboradores, más inteligentes, y evita que perdamos tiempo.
Y esto que digo creo que tiene que ver con las preguntas que nos hacemos, muchísimas veces y que nos resultan tan difílcies de contestar: ¿Por qué la gente se equivoca? ¿Por qué no le interesa lo que hace, no se comunica o no aprende en el trabajo?
Desde Germinal propiciamos este espacio porque pensamos que charlar, filosofar un rato en base a temas que nos importan, incluso a veces “desperdiciando palabras”, nos ayuda a reflexionar y a hacernos preguntas que profundizan nuestro autoconocimiento.
Creemos que no se puede hacer “gestión de la felicidad” para “retener”. Parece que cada vez más se empieza a comprender que las personas nos quedamos en los lugares que nos identifican, que nos hacen sentido. Y para entender profundamente qué nos hace sentido necesitamos pensar, a veces, desperdiciando palabras con otros. ¡Vale charlar en los pasillos!
POR VERÓNICA PAGÉS