El acto creador poco debe a la logica o la razon.
Al referir las circunstancias en que se les ocurrieron grandes ideas, los matemáticos suelen contar que su inspiración nada tenía que ver con lo que en aquel momento estaban haciendo. A veces la inspiración llegó mientras iban de viaje; otras, al afeitarse o pensar en asuntos muy alejados del tema. El acto creador no puede invocarse a voluntad, ni tampoco propiciarse mediante sacrificios rituales. La verdad es que parece presentarse con mayor presteza cuando la mente está en calma, y la imaginación, correteando en libertad.
Morris KLINE, Scientific American, marzo 1955