POR FRANCO TORCHIA
Recientemente estrenado en Netflix, el documental “Nuréyev“, escrito y dirigido por David y Jacques Morris, no es sólo un retrato agudo y comprometido de la vida y la obra del bailarín ruso Rudolf Nuréyev (1938 – 1993) -considerado aún hoy el mejor bailarín clásico del mundo-. El material funciona también como un repaso cruel de la historia política y cultural del siglo XX; una coreografía sobre la Guerra Fría estipulada con la exquisitez de ese cuerpo virtuoso y pleno, nacido en la miseria soviética posrevolucionaria y aclamado internacionalmente. Magnético y consecuente con sus causas, Nuréyev asoma en archivos de un valor incalculable, al tiempo que los testimonios sobre su pansexualidad y su desenlace -víctima del SIDA- completan un itinerario vital que parece estar al servicio de todas y cada una de las alarmas encendidas que el poder siempre intenta silenciar. Una investigación superadora de buena parte de los materiales disponibles en esa plataforma, con una calidad visual a tono con la subjetividad retratada.