Por Sofía Pazos
¡Es que no se entiende!
Hace ya varios años que en Germinal implementamos webinars y talleres llamados “¡Es que no se entiende!”, espacios con consejos de escritura para personas que trabajan en sectores de atención al cliente externo e interno.
En esos encuentros suelo incluir un apartado con reglas gramaticales que pasaron a mejor vida acompañadas de un gif con muertos vivientes, esa secuencia de imágenes la voy variando en los dictados. Es más, cada vez que agendo una nueva fecha, me emociono pensando en que voy a poder buscar nuevas animaciones, de verdad. Un profesor de la facultad una vez dijo: “existen los asesinos seriales, a mí me gusta usar el Power Point”. Lo entiendo perfectamente. Menciono esto porque ahora me genera nostalgia pensar que no voy a seguir necesitando ese recurso.
Digresión
Mientras escribo esto me preocupo un poco. Recuerdo que en la edición anterior del newsletter escribí un pequeño artículo titulado “Zombies en jaque” y este tema recurrente creo que ya roza la obsesión.
Por qué hoy tratamos este tema
Sucede que hace unos días una amiga con la que estudié Letras me envió una nota publicada ese mismo día:
“La Real Academia Española de la Lengua (RAE) aprobó en su pleno de ayer jueves (02.03.2023) admitir que el adverbio «sólo» así como los pronombres demostrativos «éste», «ése» o «aquél» vuelvan a escribirse con tilde cuando, «a juicio del que escribe», pueda existir ambigüedad en la interpretación, al poderse confundir al primero con el adjetivo homónimo y a los otros con los correspondientes artículos demostrativos.” Link
Si bien a mí no me genera tanta emoción como a las personas que a lo largo de los días siguientes descubrí eran “sólo-tildistas”, siento tristeza, como ya mencioné, por la pérdida del gif, y alegría, ya que creo que voy a poder dejar de lado una polémica que suele desatarse en aula. Es que todas y todos sabemos que: “Caminó solo dos horas” puede entenderse de dos maneras completamente diferentes y que el estar obligadas y obligados a prescindir de la tilde nos puede llevar a confusiones. Aunque no nos preocupe si el sujeto del enunciado camina mucho o poco, o si tiene compañía mientras lo hace, es una frase ambigua. Suena a pequeñez, pero si el auditorio es de empresas, y si en el ejemplo cambiamos el verbo “caminar” por “trabajar”, se incrementa exponencialmente el nivel de gravedad.
Los dos márgenes
La novedad no ha cerrado del todo la grieta. Mientras que la RAE sostiene que esta modificación de la norma es solo una aclaración (si no la gana, la empata) y que sigue siendo obligatorio no tildar el adverbio adverbio «solo» y los pronombres demostrativos “cuando no cuando no exista riesgo de ambigüedad” (link), por otro lado, para quienes se consideraban víctimas de esta decisión, esto es solo (o, en este caso, “sólo”) el comienzo de una batalla ganada que no cesará hasta que no se devuelvan las tildes sin reservas.