Recientemente un estudio reveló que las mujeres, al promediar su carrera profesional (entre los 30 y los 40 años) tienen que enfrentar tres sesgos recurrentes que impactan en su desarrollo profesional.
¿Sabés cuáles son? Acá te los contamos:
- Suposiciones injustas: estas suposiciones están arraigadas en los estereotipos de género. Veamos un ejemplo: una mujer, por ser madre, tendrá un rendimiento más bajo y estará menos comprometida con su trabajo que su par masculino. Estas suposiciones se traducirán en medidas concernientes a contratación, ascensos y salarios.
- Hiperescrutinio y escepticismo sobre sus capacidades: este sesgo se denomina como “atención poco útil”. Veamos un ejemplo: si una mujer es ascendida por un ejecutivo varón, es porque algún favor hizo. Es decir, son sus capacidades sexuales y no cognitivas las que le permiten ascender.
- Acceso desigual: los techos y paredes de cristal propician que las decisiones y el poder de las organizaciones estén concentrados en manos masculinas. En este sentido, las redes masculinas suelen dar prioridad y oportunidad a compañeros varones, limitando las de las mujeres.
Fuente: Harvard Business Review